Por: H.Z., de la Asociación de Estudiantes de Ciencias SocialesDesde Tegucigalpa para Socialismo o Barbarie, 30/07/09
www.socialismo-o-barbarie.org
La ciudad entera tenía un clima de incertidumbre. Esto fue confirmado al momento que llegamos al punto de reunión que era la carretera al norte. Desde que los manifestantes comenzaron a tomar posición, los antimotines profesionales (cobras) decidieron dividir las protesta. Nos empujaron a punta de pedradas y gases a retroceder al centro de la ciudad, donde ellos tenían interrumpido el paso para así acorralarnos y golpearnos hasta la saciedad.
Patadas, golpes con tubos, garrotes y culatas de fusil
Cuando nos atacaron por los dos flancos, nos tocó correr por cualquier lado. Los compañeros caían al piso víctimas de las balas de goma. Un compañero fue alcanzado por una bala de plomo en la cabeza, que al parecer le quito la vida. Los que logramos correr fuimos acorralados y apresados.
Cuando nos tenían neutralizados nos comenzaron a golpear con todo tipo de objetos: tubos de metal, palos, con los fusiles, a patadas y puñetazos. En ese momento estábamos de pie y un antimotín dice: "no los golpeen". Esto me tranquilizo un poco. Y el mismo agregó: "todos al piso, boca abajo y nadie levante la cabeza".
Cuando todos estábamos así, el mismo policía dijo: "ahora sí, mátenlos a punta de palos". Entre nosotros había personas de la tercera edad, mujeres, menores y muchos estudiantes. Éramos un grupo de 65 los detenidos y nos comenzaron a golpear hasta que se cansaron. Como el grupo era grande, se paraban en las espaldas nuestras para golpear a los de en medio.
Allí estaba con nosotros el candidato presidencial por los obreros, Carlos H. Reyes. Lo golpearon sin compasión tirado en el piso entre varios cobras. Le fracturaron el brazo derecho y le hirieron la cabeza. A los demás, sobre todo a los que traían el cabello largo y barba, les decían "hijos de puta, mierderos son nicaragüenses ,verdad, o venezolanos". Les dieron una paliza en el suelo haciéndole heridas en la cabeza, espalda, piernas, etc. Los que corrimos con mejor suerte solo recibimos golpes en la espalda y piernas.
Y llegó la hora de revisar las mochilas
Cuando comenzaron a revisar nuestra mochilas, todos traíamos implementos para neutralizar gases lacrimógenos (pañuelos, vinagre y agua). Entonces los militares le volvieron a dar palizas a algunos compañeros. Varios quedaron muy lesionados, con dislocación de caderas y heridas severas.
Los policía nos gritaban "si levantan la cabeza los matamos hijos de puta" y a las compañeras le decían "qué hacen acá hijas de puta, deberían estar cogiendo con sus maridos o cocinando", igualmente las golpearon.
Nos trataban de intimidar y hacer choques psicológicos para no volver a las calles. Estos esbirros de los golpistas nos amenazaban a muerte. Algunos estaban encapuchados. Igualmente no nos dejaban levantar la cabeza, tampoco traían identificación ni placa, ni nombre ni unidad a la que pertenecían. A los compañeros que portaban cámaras, se las destruyeron.
Los cobras aseguraban que nos llevarían a un cuartel. Pero el camión que nos movilizaría nunca llego. Por eso, antes de que llegara la prensa, decidieron movernos en autos patrullas. Esto posiblemente nos salvó la vida o por lo menos evitó que nos siguieran torturando. Nos llevaron a una posta policial. Tratando de ser discretos, nos metieron por la parte de atrás, pero eso no impidió que nos vieran. Inmediatamente, los compañeros que no estaban presos se concentraron frente al portón del antro de represión.
Volveremos hechos miles
Una vez más, las acciones represivas mancharon con sangre nuestra tierra. Esto me recordó la broma de un compañero que había dicho que Tegucigalpa empezaba a ser el pequeño Bagdad.
Pero estos actos represivos sólo sirvieron para caldear nuestros ánimos. Finalmente, harán que los hondureños se manifiesten de manera más combativa y en mayor número.
Queremos ser contundentes al decir que "nos tienen miedo, porque no tenemos miedo". El día de mañana, regresaremos miles de hondureños más enardecidos y con mas deseos de luchar. La resistencia será permanente hasta tener un estado obrero, campesino y popular.
¡Viva la lucha del pueblo hondureño digno y combativo!
¡Juramos vencer y venceremos!
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La ciudad entera tenía un clima de incertidumbre. Esto fue confirmado al momento que llegamos al punto de reunión que era la carretera al norte. Desde que los manifestantes comenzaron a tomar posición, los antimotines profesionales (cobras) decidieron dividir las protesta. Nos empujaron a punta de pedradas y gases a retroceder al centro de la ciudad, donde ellos tenían interrumpido el paso para así acorralarnos y golpearnos hasta la saciedad.
Patadas, golpes con tubos, garrotes y culatas de fusil
Cuando nos atacaron por los dos flancos, nos tocó correr por cualquier lado. Los compañeros caían al piso víctimas de las balas de goma. Un compañero fue alcanzado por una bala de plomo en la cabeza, que al parecer le quito la vida. Los que logramos correr fuimos acorralados y apresados.
Cuando nos tenían neutralizados nos comenzaron a golpear con todo tipo de objetos: tubos de metal, palos, con los fusiles, a patadas y puñetazos. En ese momento estábamos de pie y un antimotín dice: "no los golpeen". Esto me tranquilizo un poco. Y el mismo agregó: "todos al piso, boca abajo y nadie levante la cabeza".
Cuando todos estábamos así, el mismo policía dijo: "ahora sí, mátenlos a punta de palos". Entre nosotros había personas de la tercera edad, mujeres, menores y muchos estudiantes. Éramos un grupo de 65 los detenidos y nos comenzaron a golpear hasta que se cansaron. Como el grupo era grande, se paraban en las espaldas nuestras para golpear a los de en medio.
Allí estaba con nosotros el candidato presidencial por los obreros, Carlos H. Reyes. Lo golpearon sin compasión tirado en el piso entre varios cobras. Le fracturaron el brazo derecho y le hirieron la cabeza. A los demás, sobre todo a los que traían el cabello largo y barba, les decían "hijos de puta, mierderos son nicaragüenses ,verdad, o venezolanos". Les dieron una paliza en el suelo haciéndole heridas en la cabeza, espalda, piernas, etc. Los que corrimos con mejor suerte solo recibimos golpes en la espalda y piernas.
Y llegó la hora de revisar las mochilas
Cuando comenzaron a revisar nuestra mochilas, todos traíamos implementos para neutralizar gases lacrimógenos (pañuelos, vinagre y agua). Entonces los militares le volvieron a dar palizas a algunos compañeros. Varios quedaron muy lesionados, con dislocación de caderas y heridas severas.
Los policía nos gritaban "si levantan la cabeza los matamos hijos de puta" y a las compañeras le decían "qué hacen acá hijas de puta, deberían estar cogiendo con sus maridos o cocinando", igualmente las golpearon.
Nos trataban de intimidar y hacer choques psicológicos para no volver a las calles. Estos esbirros de los golpistas nos amenazaban a muerte. Algunos estaban encapuchados. Igualmente no nos dejaban levantar la cabeza, tampoco traían identificación ni placa, ni nombre ni unidad a la que pertenecían. A los compañeros que portaban cámaras, se las destruyeron.
Los cobras aseguraban que nos llevarían a un cuartel. Pero el camión que nos movilizaría nunca llego. Por eso, antes de que llegara la prensa, decidieron movernos en autos patrullas. Esto posiblemente nos salvó la vida o por lo menos evitó que nos siguieran torturando. Nos llevaron a una posta policial. Tratando de ser discretos, nos metieron por la parte de atrás, pero eso no impidió que nos vieran. Inmediatamente, los compañeros que no estaban presos se concentraron frente al portón del antro de represión.
Volveremos hechos miles
Una vez más, las acciones represivas mancharon con sangre nuestra tierra. Esto me recordó la broma de un compañero que había dicho que Tegucigalpa empezaba a ser el pequeño Bagdad.
Pero estos actos represivos sólo sirvieron para caldear nuestros ánimos. Finalmente, harán que los hondureños se manifiesten de manera más combativa y en mayor número.
Queremos ser contundentes al decir que "nos tienen miedo, porque no tenemos miedo". El día de mañana, regresaremos miles de hondureños más enardecidos y con mas deseos de luchar. La resistencia será permanente hasta tener un estado obrero, campesino y popular.
¡Viva la lucha del pueblo hondureño digno y combativo!
¡Juramos vencer y venceremos!
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