martes, 18 de agosto de 2009

La ignominia de los Gorilas

Comunicaciones SJ.
Radio Progreso
Honduras.

NUESTRA PALABRA en la crisis política:

Radio Progreso y el Equipo de Reflexión investigación y Comunicación ERIC de la Compañía de Jesús en Honduras.

Martes 18 de agosto de 2009.

Irma Villanueva: Con rostro y nombre propio

El Sub Comisionado de Policía, Héctor Iván Mejía, les dio una tajante orden: Reprimir a cualquier costo la manifestación que los opositores al régimen de facto realizaban en la autopista y en el parque de Choloma, en el departamento de Cortés. En esa orden no había excusa ni límite.

Y los policías cumplieron la orden de su jefe a rajatabla. Lanzaron bombas lacrimógenas, desalojaron a los manifestantes arrebatándoles con violencia las banderas hondureñas, y golpearon a diestra y siniestra a todas las personas que encontraban a su paso o a las que lograban alcanzar en las carreras.


-Gustavo Cardoza, mientras daba declaraciones y era atendido por un médico, que pudo entrar a la celda donde lo tenían junto con otros manifestantes.-

Esta escena ocurrió el viernes 14 de agosto. Y en ella estaba Gustavo Cardoza, cumpliendo con su trabajo de reportear para los oyentes de Radio Progreso, cuando fue perseguido, capturado, torturado y maltratado por un fuerte contingente de policías. Igual suerte corría la hermana religiosa Reina del Carmen mientras su hermana, además de ser golpeada, la maltrataban con palabras obscenas y con evidentes prácticas de acoso sexual. Y decenas de manifestantes, corrían esa misma suerte represiva.

Pero todavía faltaba el dato más aterrador. Irma Villanueva de veinticinco años estaba en la manifestación como una ciudadana con derecho a manifestarse pacíficamente en contra del régimen de facto. Fue capturada por cuatro efectivos de la policía, la subieron con insultos y patadas en el vehículo de la policía, pero en lugar de llevarla a la posta policial, la condujeron a un matorral en las afueras de la ciudad de Choloma.

Los cuatro policías la bajaron del vehículo y con insultos le advirtieron que recibiría la recompensa por andar de revoltosa en las calles. Y en el mismo instante los cuatro policías la violaron, uno por uno, y le introdujeron además el tolete con el cual le habían pegado a ella y a otros manifestantes, y la dejaron abandonada en el matorral.

Este testimonio lo comunicó con su propia voz, y por propia decisión, a través de radio Progreso. Mientras tanto, el propio jefe policial, Héctor Iván Mejía, el Ministerio Público, el Comisionado Nacional de Derechos Humanos y los medios masivos de comunicación afirman que en el país no hay represión ni violación a los derechos humanos, y que todo lo que se dice es propio de las difamaciones de unos cuantos opositores a la democracia del régimen de facto. ¿Y qué dice nuestra Iglesia?

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